Los órganos en general, son partes del cuerpo que cumplen una función, un papel bien determinado. Específicamente, los órganos sexuales cumplen dos funciones: una en la reproducción y otra en la relación sexual propiamente dicha.
Los órganos sexuales internos están situados en a parte inferior del abdomen, en una cavidad ósea que se llama pelvis menor, detrás de la vejiga y delante del recto también hay órganos sexuales externos, que son visibles y ocupan las regiones situadas entre los muslos llamada perineo; su aspecto es el que permite reconocer en el momento de nacimiento si el bebé es niño o niña.
El aparato genital comprende las glándulas ovarios y testículos (que ya mencionamos) y un conjunto de conductos que permiten a los espermatozoides salir al encuentro de los óvulos para dar curso a la reproducción.
Están hechos de tal forma que sea posible la relación sexual entre un hombre y una mujer. El hombre tiene un órgano saliente: el pene, que puede introducirse en un órgano hueco: la vagina de la mujer durante las relaciones sexuales.
El hombre deposita los espermatozoides en la vagina de la mujer y estos fecundan el óvulo o los óvulos, en las vías genitales altas, es decir en las trompas uterinas. El huevo se desarrolla entonces en un órgano materno específico, el útero.
El bebé se forma y crece dentro del útero y al final del periodo de gestación o embarazo (cuya duración es de nueve meses aproximadamente) sale vivo del cuerpo de la madre, durante el parto.
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